Consecuencias en el medio ambiente

40 años de contaminación

La ría de Huelva es considerada la zona más contaminada por metales pesados de Europa. Esta condición es producto de la intensa actividad minera soportada
desde tiempos antiguos y de la actividad de una empresa de fertilizantes ubicada en el
complejo petroquímico de la zona, la cual ha estado liberando parte de sus desechos a
la ría durante varias décadas. Además, estos desechos son radiactivos, principalmente
por su contenido en uranio y elementos de su serie de desintegración, considerados
muy radiotóxicos, y que se han acumulado en los sedimentos del estuario.

Actualmente, continúa la liberación de contaminantes a la ría desde esta empresa pero
la mayoría de ellos se apilan en una zona muy próxima a la ciudad de Huelva. Este
basurero contiene más de 100 millones de toneladas de ese residuo radioactivo y
cargado de metales pesados denominado fosfoyeso, que ocupa una extensión de
12 km2 ubicados en la confluencia entre los ríos Tinto y Odiel. Eventualmente, este
basurero también ha servido para el almacenamiento de residuos radioactivos de otras
localizaciones. Estos depósitos sólidos drenan, por el efecto de la lluvia y las mareas,
parte de su contenido a las aguas de estos ríos agravando la situación. Por otra
parte, las partículas liberadas a la atmósfera desde esta fábrica y desde las pilas de
fosfoyesos tienen también alto contenido de radionucleicos. Adicionalmente, la
actividad de otras empresas del complejo petroquímico de Huelva produce
emanaciones a la atmósfera de NO2, SO4, cobre, titanio, zinc, fosfato y arsénico, así
como sustancias derivadas del petróleo.

El impacto medioambiental de toda esta carga de tóxicos es indudable y debe ser
cuantificado con exactitud, ya que esta actividad contaminante se desarrolla muy cerca
de reservas naturales de de alto interés biológico. Pero aún más importante es
determinar el grado de afectación que 40 años de actividad contaminante tiene y
tendrá en la salud de las poblaciones humanas.
En un primer intento de medir el grado de polución ambiental que afecta a la población
el Congreso de los Diputados encargó al Consejo Superior de Investigaciones
Científicas elaborar un estudio que permitiese realizar un Diagnóstico Ambiental y
Sanitario de la Ría de Huelva. Aunque este estudio aún no está terminado sus
primeras conclusiones confirman, entre otras observaciones, que los ciudadanos
respiran aire contaminado durante 60 días al año, quedando demostrado que en al
menos 27 de esos días el origen de esas partículas es industrial. Esas partículas están
constituidas fundamentalmente por SO4, cobre, titanio, zinc, fosfato y arsénico (con concentraciones hasta 16 veces más que el valor máximo permitido por la
normativa europea). Además, se han detectado concentraciones de zinc que superan
los valores permitidos en una de las muestras de agua potable de Huelva capital. Por
otra parte se confirma que algunos contaminantes entran a la población por la cadena
trófica: existen elevados niveles de arsénico inorgánico en alimentos marinos. El
propio CSIC sugiere ampliar el estudio realizado a la totalidad de los alimentos
consumidos por los ciudadanos. En este sentido, trabajos recientes confirman la
biodisponibilidad de los metales pesados de la ría, encontrándose altos niveles de
éstos en tejidos de varias especies marinas y plantas de la zona. Por otra
parte, la conexión entre el río Tinto y los acuíferos que comparten las provincias de
Sevilla y Huelva está permitiendo la contaminación de éstos con radionucleótidos ,
situación que se agrava por el uso de fosfoyesos en los fertilizantes utilizados en
cultivos del valle del Guadalquivir. Todo esto también contribuye a la introducción
de estos contaminantes a la cadena trófica con el consiguiente riesgo para la salud.

Desde el punto de vista de la salud pública, en Huelva existe una alta tasa de
mortalidad por cáncer y otras enfermedades, al igual que en otras zonas
altamente industrializadas de España. También se ha observado incidencias de
enfermedades atípicas. Puesto que no existen diferencias significativas en el
fondo genético o hábitos de vida entre los habitantes de la zona y los habitantes de
otras ciudades de la región, es lógico suponer una asociación entre estas
observaciones y la carga contaminante existente en Huelva. En este sentido,
recientemente se ha correlacionado las tasas de mortandad diaria de la zona con
niveles de contaminación atmosférica.

Sin embargo, y pese a la gravedad de todos estos hechos, existen pocos estudios
enfocados a buscar una correlación directa entre contaminación y salud en Huelva.
Esos escasos estudios descartan una exposición radioactiva de los ciudadanos por
inhalación de radón y la presencia de altas concentraciones de metales pesados en
muestras de alimentos de los mercados locales.Consecuentemente con este último estudio, no se detectan niveles anormales de estas sustancias en muestras de
orina de individuos que han vivido en la zona al menos durante una año. Sin
embargo, estos trabajos sólo son válidos para detectar exposición reciente a estos
contaminantes y no son válidos para valorar el efecto de exposición excesiva en
décadas pasadas, ni la exposición a dosis permitidas de forma continuada.

Es muy posible que los efectos de la contaminación en la población no puedan ser
estudiados mediante el análisis univariante del efecto de cada contaminante en la
salud de los ciudadanos de Huelva, y, por consiguiente, sea necesario un estudio
multifactorial en donde se tenga en cuenta el efecto de todo el conjunto de sustancias
tóxicas existentes. Una aproximación a este tipo de estudios se ha llevado a cabo
recientemente por distintos investigadores midiendo el efecto genotóxico del ambiente
polucionado de la zona en pequeños mamíferos. Estos estudios demuestran que
existe daño genético en ratones que viven libremente en zonas cercanas al polo
industrial, mientras que ese daño no es observado en individuos de la misma especie
que viven en zonas libres de contaminación. La genotoxicidad de los metales
pesados está ampliamente documentada, así como la de las sustancias
contaminantes generadas por las refinerías de petróleo y otras industrias.

En conclusión, las observaciones epidemiológicas llevadas a cabo en Huelva, junto
con los datos de contaminación y los estudios de genotoxicidad en modelos animales
podrían ser suficientes para entender el efecto negativo de la contaminación en la
salud de la población, sin embargo, los intereses políticos y económicos de la zona exigen estudios de máxima envergadura y contundentes. En este sentido se impone el diseño de planes de
investigación multidisciplinares que identifiquen si existe genotoxicidad en muestras de individuos residentes en la zona durante varias décadas, los niveles de metales pesados y otros
tóxicos acumulados en diferentes tejidos debido a la exposición continuada, y la
relación de estos con la tasa de mortalidad por cáncer. En estos estudios se deberían
incluir, como cohorte especial, a trabajadores de larga duración de las fábricas del polo
industrial.

Es evidente que Huelva sufre el peso de una alta tasa de contaminación y que ésta debe tener efectos negativos en la salud de la población, es evidente que la
envergadura de estos efectos puede ser determinada por estudios ambiciosos y bien
diseñados, y es evidente que después de más de cuarenta años soportando polución
la administración debiera de dar prioridad, calidad y urgencia a estos estudios para
entender de una vez por todas cual es la verdadera situación que vivimos los onubenses.

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